
En ocasiones, cuando pensamos en espacios participativos, en nuestra cabeza surgen significantes como equidad u horizontalidad. Sin embargo, vamos a acudir a estos lugares de encuentro con nuestras propias mochilas que llevan a cuestas el peso de los sistemas de dominación que atraviesan nuestras sociedades. Uno de los más visibles es el sistema sexo-género. Es decir, esas normas invisibles basadas en el sexo asignado al nacer sobre las que se erige un sistema binario y jerarquizado entre hombres y mujeres.
A la hora de participar, nos interesa comprender cómo influyen cuatro de las lógicas que apuntalan este sistema sexo-género. En la guía Transformando los malestares en acción política. Estrategias feministas para una participación igualitaria nos detendremos con más detalle y encontrarás más referencias para profundizar en ello. Aquí, tan solo daremos algunas pinceladas.
Malestar 1:
"No nos da la vida"
Las mujeres y disidencias suelen enfrentarse al malestar de no poder abarcar al mismo tiempo la vida doméstica, el empleo y la participación sociopolítica, lo que las obliga a priorizar y, con frecuencia, a renunciar a esta última. Esta tensión se agrava por el ideal del "militante heroico", que exige una dedicación total difícil de sostener sin sacrificar otros ámbitos de la vida.

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EL "NO ME DA LA VIDA"!
Resistencia 1:
¡Bioparticipación!
Frente al agobio del “no me da la vida”, es necesario repensar nuestros espacios colectivos desde lógicas más habitables y menos productivistas. Así que, inspiradas en el biosindicalismo de las compañeras de Territorio Doméstico, proponemos avanzar hacia una militancia centrada en la vida, la alegría y el cuidado, que priorice las necesidades reales de las personas.

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LA BIOPARTICIPACIÓN!
Malestar 2:
Invisilble
En los espacios participativos, las tareas no se reparten solo por gustos o habilidades, sino que están marcadas por normas de género que reproducen la división sexual del trabajo. Así, los hombres suelen asumir roles visibles y valorados, mientras que las mujeres y disidencias cargan con tareas invisibilizadas y poco reconocidas, como la organización o el cuidado emocional.

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LA INVISIBILIDAD!
Resistencia 2:
¡Cuidados al centro!
Para evitar seguir reproduciendo la división sexual del trabajo, es fundamental repensar la cultura organizacional desde una mirada inclusiva y consciente. Esto implica identificar quién hace qué dentro del grupo, visibilizar todas las tareas (también las rutinarias y emocionales) y establecer mecanismos que fomenten una participación equitativa.

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CUIDADOS AL CENTRO!
Malestar 3:
Impostora
Aunque no hay prohibiciones formales, las mujeres y disidencias siguen estando infrarrepresentadas y silenciadas en el espacio público, lo que refuerza la idea de que sus voces valen menos. Esta exclusión simbólica impacta especialmente a quienes ya enfrentan múltiples opresiones, alimentando el síndrome de la impostora y la sensación de no pertenencia.

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EL SÍNDROME DE IMPOSTORA!
Resistencia 3:
¡Poderío!
Las mujeres siempre han estado presentes y han contribuido en todos los ámbitos, por eso es clave visibilizar sus saberes y trayectorias. Y no solo, es necesario ampliar la mirada hacia otras identidades y experiencias. Algo que nos enriquece y nos ayuda a cuestionar nuestros privilegios y construir espacios más justos y equitativos.

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EL PODERÍO!
Malestar 4:
Cuerpo
Aunque todas las personas tenemos cuerpo, no todos los cuerpos son reconocidos ni tratados por igual: los de mujeres y disidencias son regulados desde lo público y marcados por su vulnerabilidad, lo que condiciona su presencia en los espacios sociales y políticos. Esta desigualdad se agrava en los cuerpos más atravesados por relaciones de poder que suelen ser marginados y considerados fuera de la norma.

¡QUIERO SABER MÁS SOBRE ESO DE QUE
SOMOS CUERPO!
Resistencia 4:
¡Somos anormales!
Los cuerpos marginalizados y vulnerabilizados por el sistema capitalista, patriarcal y colonial merecen espacios públicos más amables y accesibles. Espacios donde todos ellos puedan ser escuchados, valorados y celebrados. Para ello, es clave politizar nuestras experiencias corporales, practicar un activismo desde la alegría y la colectividad y usar la creatividad para construir entornos más habitables para todas las personas.

¡QUIERO SABER MÁS SOBRE
CELEBRARNOS COMO ANORMALES!
Malestar 5:
Objeto de mirada
Los cuerpos de mujeres y disidencias sufren una tensión constante entre censura y sobreexposición: se les limita representarse libremente mientras son hiperrepresentados bajo la mirada normativa y deseante del poder dominante. Esta contradicción genera autocensura, vigilancia corporal y exclusión, especialmente para los cuerpos marcados como indeseables o prescindibles, que son expulsados simbólica y materialmente.

¡QUIERO SABER MÁS SOBRE
SER OBJETO DE MIRADA!
Resistencia 5:
¡Acuerpar(nos)!
Frente a una mirada hegemónica que define qué cuerpos son deseables y cuáles abyectos, es necesario descolonizar el deseo y politizar nuestra forma de ver, reconociendo que la belleza normativa es el resultado de privilegios. Esto implica cuestionar violencias como el racismo, el capacitismo o la gordofobia y construir colectivamente espacios donde todos los cuerpos sean bienvenidos, celebrados y capaces de transformar el mundo.

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CÓMO ACUERPAR Y ACUERPARNOS!
Malestar 6:
Violencias digitales
La participación digital refleja las mismas desigualdades y violencias que el espacio público analógico, agravadas por el sesgo de género en la creación tecnológica y la brecha en el acceso y uso. Mujeres, disidencias y otros cuerpos marginalizaados enfrentan violencia machista en línea que impacta directamente en su bienestar y presencia, también en el mundo físico.

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VIOLENCIAS DIGITALES!
Resistencia 6:
¡Autodefensa digital!
El mundo virtual puede ser hostil, especialmente por la expansión de comunidades reaccionarias. Sin embargo, también es un espacio de transformación y encuentro, por lo que es vital reclamar nuestra participación cuidándonos mediante herramientas como la autodefensa digital feminista y apoyándonos en colectivas que trabajan por una web más segura e inclusiva.

¡QUIERO SABER MÁS SOBRE
AUTODEFENSA DIGITAL!






